lunes, 23 de mayo de 2011

La Responsabilidad Social Empresarial


El concepto de responsabilidad apareció alrededor del siglo XIX cuando ya algunos empresarios industriales europeos y estadounidenses comenzaron a mostrar preocupación por el bienestar de sus empleados, aunque no fue  hasta los años 50-60 cuando apareció definitivamente el concepto de Responsabilidad Social Corporativa. En Europa y en España no se desarrolló hasta la década de los años 90 cuando la Comisión Europea comenzó a definir las bases de este nuevo concepto empresarial. 

Según Gómez -Mejía y Balkin ''la responsabilidad social pone de manifiesto que las empresas tienen un compromiso con la sociedad en la que operan y que alguno de sus recursos deben de ser empleados para promover el interés de la sociedad''.

La Unión Europea a través del Libro Verde publicado en Julio de 2001 la definió como ''la integración voluntaria, por parte de las empresas, de las preocupaciones sociales y medioambientales en sus operaciones comerciales y sus relaciones con sus interlocutores''.

Otra de las definiciones de RSC es la elaborada por la Asociación Española de Contabilidad y Administración de Empresas (AECA) en el Marco Conceptual de la Responsabilidad Social, donde la define como ''el compromiso voluntario de las empresas con el desarrollo de la sociedad y la preservación del medioambiente, desde su compromiso social y su comportamiento responsable hacia las empresas y grupos sociales con quienes se interactúan.''



Aunando las definiciones anteriores podemos decir que no existe un concepto universal de la RSC, si bien todas ellas reúnen aspectos en común como la voluntad de las organizaciones de proteger o beneficiar de algún modo a la sociedad y al medioambiente.

A raíz del concepto de RSC se distinguen tres tipos de enfoques o perspectivas que agrupamos  del siguiente modo:
-Responsabilidad Social como obligación social: Una empresa es socialmente responsable si trata de obtener beneficios dentro de los límites legales impuestos por la sociedad. 
-Responsabilidad Social como reacción social: Una empresa es socialmente responsable si reacciona a normas, valores, y expectativas sociales vigentes. Ser socialmente responsable requiere ir más allá de los límites legales. 
-Responsabilidad social como sensibilidad social. Según Donnelly, Una empresa será socialmente responsable si busca de manera activa la forma de resolver los problemas sociales.   
Independientemente del tipo de perspectiva, las acciones responsables repercutirán sobre aquellos individuos con los que la empresa se interrelaciona: accionistas, clientes, empleados, proveedores, instituciones gubernamentales y otros grupos de interés, también llamados como steickholders.


En el presente, es un concepto que tienen cada vez más en cuenta las empresas en sus estrategias y actuaciones y, en mi opinión, éstas mismas se desvían del objetivo inicial de la responsabilidad social.  Muchas empresas usan la RSC como una estrategia,ventaja competitiva y diferenciadora de aquellas entidades que realizan acciones responsables de aquellas que no lo son.Incluso,muchas de las corporaciones emplean las acciones sociales como una herramienta más de las ''4 P'' del marketing. Estudios en España han demostrado que existe cierta confusión  con los conceptos de marketing y responsabilidad social.

Está demostrado que aquellas empresas que son socialmente responsables obtienen de ello rendimientos  al largo plazo, pero muchas otras optan por realizar acciones puntuales que no le reportan aquello que esperaban o bien otras ni siquiera optan por ejecutarlas porque consideran que es un gasto inútil.
Los consumidores, por nuestra parte premiamos o sentimos una mayor preferencia por aquellas empresas que son socialmente responsables, mientras que percibimos una imagen negativa de aquellas empresas que no lo son. Es en esta ``cara de la moneda´´ donde algunas empresas, utilizan esta preferencia de los consumidores hacia lo responsable para lucrarse. Éste es uno de los ejemplos: parque de atracciones o bien el caso de Walt Mark en Estados Unidos.


La cuestión que se plantean muchos empresarios es si realmente estas acciones son realizadas de forma  altruista y con el propósito de proporcionar un beneficio a la sociedad, o bien si se tratan de meras estrategias y segundas intenciones. 
Personalmente, considero que hay un poco de todo en el mercado. Nos podemos encontrar desde pequeñas empresas que son socialmente responsables, no porque realicen campañas o acciones puntuales que son publicitadas con intención, sino porque lo son de forma continuada y constituyen  parte del desarrollo de su actividad. Como ejemplos de empresas socialmente responsables encontramos a Meblo Jogi, Telvill KFT o Koffie Kán.
Sin embargo también hay entidades que hacen de estas actuaciones un beneficio propio e incluso en muchos casos se emplean como lavados de imagen, como es el caso de Shell. 


No cabe duda de que la responsabilidad social genera buena imagen de la empresa hacia los consumidores, favoreciendo así,  la percepción de éstos  sobre la empresa, y por lo tanto, influyendo de forma positiva en la intención de compra de los clientes. 
Pero en mi opinión la responsabilidad social corporativa es un concepto que todas las empresas deberían de incluir en sus acciones para fomentar el desarrollo y bienestar de la sociedad en general así como proteger el medio ambiente. Pero no considero responsabilidad social aquellas prácticas de empresas que tratan de promocionar  sus prácticas sociales para generar buena imagen y captar clientes . 

Fuentes: http://www.observatoriorsc.org/.http://www.aeca.es/

miércoles, 18 de mayo de 2011

¿Capital intangible o intelectual?

La economía globalizada en la que nos encontramos, en la que existe un elevado número de competidores, se ha visto impulsada por el desarrollo de las nuevas tecnologías de información y comunicación (TIC). Muchos de los directivos de las entidades han visto en estas herramientas medios de competencia, desarrollo e innovación para sus empresas. Pero no sólo se están convirtiendo en meras herramientas para generar valor en la empresa, sino que además, se están convirtiendo en el soporte o base de su actividad principal.
Hace dos décadas aproximadamente, las empresas se componían en el 90% de activos tangibles: terrenos, oficinas, inmuebles, elementos de transporte y todo aquello necesario para ejecutar sus procesos productivos. Sin embargo, en la actualidad cada vez es más frecuente encontrarnos con empresas que únicamente operan en Internet, en las que muchas de ellas requieren básicamente un portátil y una adecuada plataforma web.
Aparece así pues, el concepto de empresa virtual en la que la generación de valor y beneficios no provienen únicamente de sus elementos tangibles, sino que cada vez con mayor frecuencia, depende de sus activos intangibles, también llamados capital intelectual.


Pero ¿qué es un activo intangible?
Según viene recogido en la NIC38 emitida por el IASB:
Un activo intangible es un activo identificable, de carácter no monetario y sin apariencia física. Un activo será identificable cuando:
Es separable, es decir es susceptible de ser separado o dividido de la entidad y vendido, transferido, explotado, arrendado o intercambiado, bien individualmente junto con un contrato, un activo o un pasivo relacionado.
  • Surge de un contrato o de derechos legales. Por ejemplo: licencias legales.
  • No se considerarán como activos intangibles aquellos activos financieros, así como los derechos mineros y reservas minerales.
Pero, no todos los activos intangibles se reconocerán en la empresa si no cumplen con los criterios de reconocimiento establecidos; por ello, únicamente una entidad reconocerá un activo intangible sí y sólo sí:
  • Es probable que los beneficios económicos futuros esperados se han atribuido al activo fluyan a la entidad.
  • El costos o el valor del activo puede ser medido con fiabilidad.
  • El activo no es resultado del desembolso incurrido internamente en un elemento intangible.
La Contabilidad no recoge todos aquellos elementos que sean creados por la propia empresa como por ejemplo: listas de clientes, sellos, marcas...etc. Serán recocidos como gasto de la empresa. Las entidades sólo reconocerán aquellos elementos intangibles como aquellos que sean adquiridos en una compra ,a través de una combinación de negocios, por adquisición de una subvención del gobierno o bien por medio de una permuta de activos.
    Y ¿qué es el capital intelectual?
    El capital intelectual es un concepto que ha aparecido recientemente con motivo del desarrollo de la información y comunicación y que se define como todo aquel material intelectual, la propiedad intelectual,la experiencia, el conocimiento profesional,que pueden utilizarse en la empresa para crear valor.
    En él se distinguen tres dimensiones:

    Capital estructural:estructura organizativa, formal e informal, métodos de trabajo, bases de datos, sistemas de I+D, sistemas de dirección y gestión y cultura de la empresa.

    Capital de mercado:relaciones que un cliente mantiene con sus clientes, proveedores, competencia, alianzas..

    Capital humano:habilidades, conocimientos, y destrezas individuales.

    Frente a este nuevo concepto se plantea la pregunta de ¿por qué no se valoran en la contabilidad si realmente con ellos quedan reflejados probables y futuros beneficios para nuestra empresa?
    Pues bien, la respuesta está en que no presentan los requisitos necesarios para ser definidos como activos intangibles. Estos elementos no pueden ser valorados con fiabilidad. ¿Cómo mediríamos el capital humano cualificado de nuestra empresa? ¿y el valor de las relaciones o fidelidad que posee ésta con sus clientes?

    Así pues, vemos que surge una confrontación cuando aparecen estos dos conceptos en la contabilidad de las empresas. Los conocimientos de las personas claves de la empresa, la satisfacción de los empleados, el know-how de la empresa, la satisfacción de los clientes, etc., son activos que pueden llegar a ser ventajas competitivas para la empresa y de creación de valor futuro y que, sin embargo, no son recogidos en sus estados contables. 

    En mi opinión, vemos como por un lado de la contabilidad, se puede pensar que exista un vacío en las normas contables puesto que no permiten la inclusión del capital intelectual, pero por otro lado, es evidente que dichas normas tratan de proteger a las propias empresas. Es decir, pretenden que las entidades no realicen falsas o inequívocas estimaciones para que éstas no se puedan ver perjudicadas y en definitiva cumplir todos los objetivos que se establecen y definen con la implantación de las NIIF.

    Muchas organizaciones empresariales se están movilizando y exigiendo la elaboración de sistemas de medición adecuados que permitan medir estos elementos que generan valor en la empresa.
    Personalmente, considero que es realmente complejo valorar este tipo de elementos en la empresa y estoy conforme con los motivos por los cuales la contabilidad no los excluye. Pero, pienso que se debería de tomar medidas para corregir esta situación, pues muchas empresas se podrían ver beneficiadas con ello. Los organismos internacionales de emisión de normas contables deben de reconocer este problema así como la necesidad de corregirlo. 
    Cambian las organizaciones, sus acciones, estrategias y así como sus su composición por lo que las normas también deben ser renovadas y flexibles para adaptarse a los continuos cambios de las empresas de nuestra sociedad.



    Fuente: Norma Internacional para las PYMES.